La Felicidad llega si Persigues tus Sueños
"La felicidad es hacer lo que se desea y desear lo que se hace. No sueñes tu vida, vive tus sueños"
En la vida hay dos clases de personas, las que miran la vida con esperanza y las que lo hacen con pesimismo. Una cosa es ser realistas en la vida, conocer nuestros límites, y otra muy diferente es imponernos límites por nuestro pesimismo, "realismo", y desencanto con lo vivido. Es mejor ser y estar junto a los primeros, personas que sueñan y son capaces de luchar por sus sueños y metas en la vida.
Hay personas soñadoras, personas que siempre muestran buena cara a la vida; ríen, saben que con repartir amor eso es lo que van a recibir, son capaces de alcanzar los sueños con su esfuerzo, un amor bueno, un trabajo decente y tratar que todo su entorno sea de tranquilidad y amor. Estas personas son consientes de que no todos los días serán tan hermosos, que habrá días de soledad y tristeza, pero aun a pesar de esas piedras en el camino tienen claro que vale la pena seguir adelante con los sueños. Pero también hay otro tipo de personas muy nocivas que siempre están allí para destrozar los sueños de las personas felices, son aquellas que creen que ya todo está escrito, que por más que te gastes y desgastes tu futuro ya está trazado y que nada lograrás cambiar. No tienen ilusiones y mucho menos sueños, son personas amargadas y celosas de ver la felicidad en los demás porque piensan que son unos soñadores tontos y sin visión.
Siempre hay un camino largo entre el nacimiento de un sueño y el logro del mismo. Lo que debe preguntarse es si ese extenso camino será de satisfacción o de frustración.
Se debe tener en cuenta y muy claramente la diferencia que existe entre los sueños idealistas y los sueños realistas. La visión ideal de lo que más se anhela es útil para ayudar a establecer metas, hallar una motivación interna y luchar por la excelencia. Los sueños idealistas esperan hacerse realidad de inmediato. Los sueños realistas, en cambio, hacen apreciar el tiempo que toma para que se tornen en realidad. Si bien los sueños idealistas no toleran nada que no sea la perfección, los sueños realistas le dan espacio para que sea humano e imperfecto. Los sueños idealistas nos preparan para un desencanto, los sueños realistas nos preparan para el éxito.
"Los grandes sueños no requieren de grandes alas, sino de un tren de aterrizaje para lograrlos."
Realmente ¿quién no tiene sueños? Todas nos marcamos alguna vez metas y objetivos con la intención de lograrlos. El problema está en quién no lucha lo suficiente y se queda en el camino.
A manera de ejemplo, recuerdo que vi a un estudiante en bicicleta en un campus universitario. La camiseta de aquel estudiante tenía el siguiente mensaje: “Algún día seré doctor”. En su bicicleta había un letrero que también tenía un mensaje: “Algún día seré un Mercedes”. Esa es una persona que había aprendido a seguir soñando.
“La felicidad llega si persigues tus sueños"
¿Tienes algún sueño? ¿Sabes que los sueños pueden hacerse realidad? Hay cinco pasos mágicos para conseguirlo:
Tenerlo: Si no tienes sueños, no llegarás a ningún lado. Nada te impulsará. No tendrás motivación ni nada te hará ilusión. Eso sería sobrevivir, no vivir.
Explicarlo: Ya hemos visto lo esencial de comunicarse. Con tu familia, amigos, pareja. Explícate. Cada vez que lo cuentes, el sueño crece, parece más real.
Escribirlo: Cuando escribes algo, puedes leerlo siempre, y esto hace que lo recuerdes. Así, el sueño adquiere fuerza, consistencia y contenido. Escribe los detalles, los imprevistos. El proceso. Te ayudará mucho escribir.
Pensarlo: Tu mente tiene el poder de crear cosas. Es energía. Imagínate tu sueño. Visualízalo. Siéntelo. Si te emocionas con él, para ti ya es real. Ya lo ves en tu imaginación. Tiene un poder increíble. Todos los grandes sueños de esta humanidad antes fueron imaginados en la mente de un soñador.
Trabajar con voluntad: Necesitamos voluntad para conseguir nuestros sueños. Sin voluntad no hay felicidad. Sólo lo que consigues con esfuerzo tendrá valor para ti. Sin reto, sin emoción, sin entrega, no hay vida.