Religión y Felicidad
La semana pasada se celebro la "Semana Santa" y con ello pude ver, y ser participe, en las calles e iglesias el fervor de la gente y ver como su Fe se ponía de manifiesto. Así, con esa pequeña experiencia, surgió la idea de este post.
Es sumamente interesante comprobar como las principales creencias religiosas del mundo coinciden al abordar el tema de la felicidad; con diferentes nombres y presentaciones, pero en esencia lo mismo. Básicamente, para el hinduismo, el budismo, el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, la felicidad consiste en hacer lo correcto, lo justo, en vivir haciendo el bien a los demás, a cultivar hábitos como el trabajo, la honestidad y la generosidad. Todas las religiones enseñan a sus fieles a desechar la mentira, el robo, los vicios, porque destruyen la vida y acarrean desgracias.
La ciencia no es ajena a ello, los investigadores llevan por lo menos 70 años estudiando a la gente feliz y a la que no lo es. De las docenas de estudios que se han realizado sobre religión y felicidad, la gran mayoría han encontrado una relación positiva entre ambas.
"Creer en que existe una vida después de la muerte le da sentido y consuelo a muchas personas, además de paliar el sentimiento de estar solas en el mundo, sobre todo al envejecer", explica Harold Koenig, del Centro Médico de la Universidad Duke. "Esto se hace patente en situaciones difíciles. Las creencias religiosas pueden ser un arma muy poderosa para enfrentar la adversidad".
Además, la religión fomenta la interacción y el apoyo sociales. Sin embargo, Koenig considera que no se trata sólo de recibir. "Los estudios muestran que quienes ayudan a los demás se sienten bien consigo mismos, e incluso viven más", dice. Esto, afirman los investigadores, hace que la práctica religiosa sea una fuente de mayor satisfacción que otras actividades sociales.
Los resultados de un estudio realizado por el sociólogo Jan Eichhorn, de la Universidad de Edimburgo, revelan que la religiosidad puede hacer que la gente se sienta más feliz, pero sólo en aquellos casos en los que el grado de religiosidad individual se ajusta al grado de religiosidad de la sociedad. Según el autor de la investigación, la gente es más feliz cuando se encuentra en un grupo social afín a sus propias creencias religiosas. Dado que la población religiosa es significativa en la mayoría de los países, ésta podría ser la razón principal de la tendencia de las personas religiosas a ser más felices que las no religiosas, una tendencia que había sido constatada en estudios previos.
Las conclusiones de Eichhorn sobre las causas del vínculo entre bienestar y religiosidad coinciden en parte con las extraídas en otro estudio, realizado a finales de 2010 por científicos de la Universidad de Harvard, cuyos resultados sugirieron, igualmente, que el efecto de las religiones sobre la felicidad individual tendría un componente social.
En este caso, los investigadores de Harvard constataron que la religiosidad promueve el bienestar humano gracias a que permite el establecimiento de relaciones sociales íntimas, entre personas de creencias y actitudes religiosas similares. La posibilidad de establecer relaciones en congregaciones y centros religiosos conferiría así a la religión un valor social. Estas relaciones fomentarían el sentimiento personal de pertenencia a una comunidad, un sentimiento que se sabe aumenta el bienestar humano.
Otros estudios también han revelado que existe una relación positiva entre la religiosidad y el grado de satisfacción vital. Es el caso, por ejemplo, de una investigación realizada por el psicólogo del Albion College de Estados Unidos, Andrew N. Chisthoper, en 2006, o el de un estudio realizado, en 2010, por científicos de la Universidad de Berna, en Suiza, en el que se constató que las religiones pueden reducir los casos de suicidio.
Ahora bien, si no estas interesado en convertirte de repente a una práctica religiosa en aras de la felicidad, todavía hay maneras para que aumentes tu bienestar general. Trata con el yoga de la risa, la meditación o la danza.